lunes, 13 de septiembre de 2010

La necesidad de un cambio en el arte contemporaneo


Es el arte cualquier expresión? Podemos decir que una rata muerta en el excusado puede ser arte?, es la mierda sobre un lienzo una gran obra conceptual? Si para alguno lo es, re define para si su propio concepto de lo que es el ARTE, es entonces el arte cualquier cosa que se exponga ante la mirada del espectador, como el simio que pinta, los garabatos de un bebé, el día que se cayeron los espagueti sobre una tela... y a alguien se le ocurrió exhibirlo y ponerle precio. Sea anatema hacia el significado del arte aquello que no signifique capacidad creativa, técnica, inteligencia y belleza. Si son conceptos relativos, no por ello no tienen parámetros.


Acaso podemos decir que, así como nuestra sociedad se degrada, podemos convertir el arte en un tiradero aborrecible y relacionarlo con el mundo? Mentira, lo que ocurre es simple, ya los artistas no somos los que forman la historia actual del arte, son los comerciantes, los que manejan el dinero, juegan con las ideas de cualquier persona que ofrezca algo nuevo que se pueda vender, hacer escándalo o crear publicidad... Pues que se atiborren de carne muerta, basura y cuanto supuesto arte encontramos ahora.

Es muy fácil poner un montón de platos amarrados de un hilo, botellas de coca cola en algún proceso aleatorio, o clavar zapatos en el piso a manera de pasos. Hecho esto, es sencillo crear toda una historia y relacionarla con la degradación social, con conceptos filosóficos o incluso matemáticos. Se ocupa un poco de conocimiento, inteligencia y creatividad, no lo niego, pero nada que alguien medianamente capaz no pueda hacer. Se me ocurren miles de instalaciones, con miles de argumentos que quizá lo pueda explotar algún marchante del arte actual. Por poner un ejemplo, ponemos una estatuilla de un buda o algo así, con un charco de pintura roja a manera de sangre, le hacemos un hueco en el costado y quizá lo volcamos... Entonces lo colocamos en una tarima y escribimos un largo texto relacionado con el libro de Nietzsche, el ocaso de los ídolos y un paralelismo con el budismo y los síntomas de decadencia que implica la religión y la moral según este escritor. Es decir, tomarle el pelo a la gente con un poco de conocimiento, pero con una completa mediocridad compositiva y estética. Claro que voy a crear una reacción fuerte, y puedo mejorarla con sin fin de otras ocurrencias como esta inventada en tan solo unos tres minutos. Esto no hace una obra de arte, porque la obra la hace la parte visual en conjunto con la parte crítica.
O quizá debiera hacerme menos conservador, y empezar a usar huesos, carne y orín como parte de mi material de trabajo.
En una sociedad convulsa, neurótica y acelerada, ¿realmente vale la pena añadirle más agresión y crítica negativa?
Ya sabemos que existe maldad, violencia, miseria y dolor... ¿Debemos exponerla en cara de la gente, como si no lo supieran?.
El arte no debe ser siempre reflejo de la sociedad, a este punto de corrupción y maldad, debemos contribuir con estética, belleza, serenidad, paz, orden y conocimiento.
Y esta es una misión más difícil, el arte que podemos poner en la casa o en la oficina para suministrarnos un concepto sereno y tranquilizador. El arte que no nos deprime, que no nos asfixie, que no nos llene la cabeza de ideas de degradación o superficialidad.
La responsabilidad no solo recae en los artistas contemporáneos, por encima de ello, es responsabilidad de los coleccionistas, compradores, galerías y encargados de mercadear el arte.



El arte sufre hoy día una crisis en esta etapa contemporánea. Por fuera de la económica es la que podría llamarse “crisis del caos”.
Hoy en día, nadie realmente puede definir lo que es una obra de arte, los criterios chocan, se confunden y se contradicen. Lo que para algunos pudiera ser basura, para otro es una nueva corriente filosófica conceptual.
Desde aproximadamente mediados del siglo pasado, el arte está en esta situación que puede ser calificada de desquiciada. Los criterios teóricos y prácticos por los cuales se regía han ido cambiando a la par que lo ha hecho la sociedad; por lo tanto, no es de extrañar que los cambios hayan sido bastante radicales en las últimas décadas. Esto se refleja en los temas que tratan los artistas y en los medios que utilizan. En general, todo vale con tal de impactar en el público.
Frecuentemente el artista abandona toda reflexión intelectual en favor de lo extravagante, las curiosidades científicas, mecánicas o electrónicas, los meros trabajos de bricolaje, las "manualidades", artesanías, las acumulaciones de objetos o de basura, los juegos de entretenimiento, los actos deportivos, la exhibición de cadáveres de animales (e incluso de personas), etc, presentándolo como el súmmum del arte moderno, de la originalidad y de la creatividad artística. Como dice el historiador alemán Karl Ruhrberg: "a veces, la distancia entre la ambición filosófica y teórica de una obra de arte y la banalidad de su plasmación llega a ser tan grande que llega al absurdo". Pero la culpa no es tanto de los artistas como de aquellos que les alientan a realizar ese tipo de "arte": los museos e instituciones públicas, o coleccionistas, a menudo convertidos en centros dinamizadores, o mejor dicho, dictadores de la cultura abiertos sólo a las "novedades" estrambóticas que les permitan dejar bien patente su "progresismo"; y los críticos y marchantes serviles que influyen y condicionan a los coleccionistas de la alta burguesía, quienes no tienen más preocupaciones que la moda, el snobismo, el estar siempre en vanguardia, y el deseo de poseer las obras que esos críticos y marchantes les presentan como el "éxito del momento" del arte contemporáneo.
La pintura actual no escapa a esa situación. La distinción entre abstracción y objetividad es ya algo anacrónico. Todo vale, desde la pintura más espontánea y elemental hasta la estrictamente conceptual y las configuraciones eclécticas. No ha cristalizado ninguna tentativa innovadora y de momento este tradicional medio artístico parece estar muy limitado.
Pero aún existen artistas genuinos, que trabajan al margen del comercio y ponen por prioridad el desarrollo interior y el deseo de comunicar una expresión personal, con capacidad técnica y creativa, por encima de la ambición superficial.”
Si es bien sabido que pueden comerciar cualquier cosa, y darle fama y valor a lo que sea, ¿porque no le dan prioridad al arte que equilibre nuestra vida con optimismo y orden estético?.
No es solo la creatividad y el concepto, es tener la capacidad de transmitir energía positiva.
¿Volveremos pues a los paisajes y los jarrones? Por supuesto que no, porque la estética sin concepto, sin criterio propio, y sin creatividad desvaloriza cualquier trabajo.
Tengamos la sensibilidad y la inteligencia para discernir que obra de arte nos puede ayudar a mejorar nuestro entorno, pensemos que queremos transmitir a nuestros hijos, a nuestros amigos, a nosotros mismos.
El arte inteligente, genuino, creativo, equilibrado y positivo. Ni lo negativo, ni lo vacío, ni común y trillado añade mucho valor a nuestro entorno y a nuestra inversión.

2 comentarios:

  1. Esto de hacer arte, en ralidad, que es un compromiso serio .
    Realmente las palabras existen en la vida; igual el poeta es el que decide cuales quiere utilizar, usar en sus magicos versos.
    pregunto, en el proceso creativo, que es lo que realmente debe llamar nuestra atencion? mmmm... de conciderar, cierto.
    oye, eso que nombras en tu parrafo final, con el que estoy totalmente de acuerdo y me alegra que pienses asi: El arte inteligente, genuino, creativo, equilibrado y positivo.
    asi hacemos mejor arte, seguro que si, sin lugar a dudas.
    Carlo jimenez

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  2. Muy interesante ensayo... y sí, el arte de consumo dicta que cualquier obra que se pueda mostrar y comercializar puede llamarse "arte". Me imagino que yo muy inspirado podría dar brincos y monadas y no por eso que (aunque este transmitiendo un sentimiento o un concepto) signifique que sea una danza artística. Pasa lo mismo con al literatura, como puede llamarse literatura a obras vergonzosas, o periodismo a "La Teja" o "la Extra", o comida a esa basura que nos venden con "juguetito" incluido... Parte de la desvalorización de nuestra sociedad.

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